Esteban Bullrich forma parte de la mesa chica del ex presidente Mauricio Macri desde hace muchos años. El actual senador y ex ministro de Educación de la Nación habló con LA GACETA a través de un servicio de mensajería sobre su presente mientras transita la enfermedad esclerosis lateral amiotrófica, ELA. “No creo ser una persona distinta, pero sí soy consciente de que ya no tengo tiempo para todo y elijo bien qué hacer”, aseguró.
El senador por Juntos por el Cambio no baja la guardia ante las elecciones del 14 de noviembre: “queremos ganar la provincia de Buenos Aires. Después del 14, las fuerzas van a estar puestas en construir una coalición sólida, con intenciones claras y con un método sano de procesar las diferencias y construir las candidaturas hacia 2023”, indicó.
Actualmente se muestra activo, brinda notas y participa de las sesiones en el Senado. Días atrás publicó en sus redes sociales que decidió conformar una Fundación para promover el acceso al diagnóstico y tratamiento de la ELA en América Latina y la búsqueda de una cura para la enfermedad que padece desde mediados de 2020. “ELA, es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal, y causa pérdida del control muscular. La ELA a menudo se llama enfermedad de Lou Gehrig, en honor al jugador de béisbol al que se le diagnosticó la enfermedad”, indican algunos sitios de Salud en internet.
¿Cómo está su salud hoy?
La ELA es una enfermedad difícil, una enfermedad de mierda. Pero sigo con el mismo espíritu que construí desde que me dieron el diagnóstico, vivo cada día concentrado en lo que puedo hacer hoy y no en lo que no puedo hacer. Las limitaciones aparecen, pero sigue habiendo muchas cosas que puedo hacer, que las disfruto más que antes, y en eso pongo mi energía.
¿Cómo es un día de su vida hoy?
Mis rutinas varían, pero seguro tengo rehabilitaciones, ejercicio físico, descansos y mucho trabajo. Sigo trabajando, esa es una de las cosas que sí puedo hacer.
“Dios aprieta, pero no ahorca"
Cuando realiza declaraciones sobre su enfermedad brinda un mensaje optimista, de mucha tranquilidad. ¿Cambió algo su modo de ver la vida, sus objetivos, su día a día, su familia?
Me enfocó. No creo ser una persona distinta, pero sí soy consciente de que ya no tengo tiempo para todo. Elijo bien qué hacer, con quién hacerlo, y lo disfruto mucho. No dejo que nada me distraiga de los objetivos que me puse, y voy para adelante.
Llegó a Salta el fin de semana pasado y expresó su fe de manera muy emotiva, en la Virgen del Cerro. ¿Cómo vive este costado espiritual?
No es un costado, es constitutivo. Dios nos dio un cuerpo y un espíritu, no podemos separarnos de eso, y yo le presto mucha atención. Cuando me diagnosticaron la enfermedad, después del shock inicial, me pregunté para qué Dios me había puesto esta prueba. Y creo que lo hizo porque sabe que puedo superarla, dar un testimonio y ayudar a que la gente con ELA pueda atravesar la enfermedad con un mayor alivio. Dios aprieta, pero no ahorca.
"Es un gobierno inmovilizado por sus propias internas. La fractura hacia adentro del gobierno es tan grande que no pueden tomar ninguna decisión"
La política forma una importante parte en su vida, ¿Cómo ve al país hoy, con la gestión de Fernández?
Es un gobierno inmovilizado por sus propias internas. La fractura hacia adentro del gobierno es tan grande que no pueden tomar ninguna decisión. El presidente trabaja más en intentar conformar a todas las partes de su coalición que en gobernar atendiendo las necesidades y las urgencias del país, y eso da como resultado el país que tenemos hoy. Es muy esperanzador que la gente se haya plantado en las PASO para decirle basta a esta manera de desgobernar y confío que la semana que viene se va a confirmar ese resultado.
“Hay que empezar a construir un país más allá de la grieta. Si seguimos empeñados en agrandar lo que nos separa, no hay salida”
Como actual senador, ¿cuáles son sus metas y objetivos hoy?
La primera es consolidar el 14 el triunfo de las PASO. Ganar la provincia de Buenos Aires es esencial, no tanto en términos de cantidad de legisladores, pero sí en términos simbólicos. Después del 14, las fuerzas van a estar puestas en construir una coalición sólida, con intenciones claras y con un método sano de procesar las diferencias y construir las candidaturas hacia 2023. Queremos llegar con todo armado de manera que el día que asumamos ya estemos listos para llevar adelante las transformaciones que la gente nos pide hacer.
¿Cuáles son las prioridades hoy para los argentinos, superando un poco la pandemia por la covid-19?
La primera es empezar a construir un país más allá de la grieta. La grieta existe en tanto se la ejerza, no es algo insalvable. Mientras pongamos nuestro foco en lo que nos une, en lo que podemos construir juntos y en cuánto tenemos para crecer si le bajamos el volumen a nuestras diferencias, las esperanzas de un país mejor están intactas. No quiere decir que la salida sea fácil ni esté al alcance de la mano, pero podemos pensar en un país mejor. Si seguimos empeñados en agrandar lo que nos separa, no hay salida.